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  CLUB BATMAN SPAIN
  JOKER I
 

CADÁVERES FELICES Y PECES SONRIENTES:

EL JOKER PRE-CRISIS (1940-1986)

 
Por Jorge González Román

 

En 1940, va a salir a la luz el número 1 de la serie de Batman, el nuevo personaje que ha causado sensación en la serie Detective Comics. Para dar lustre al acontecimiento, los responsables se lanzan a crear enemigos realmente especiales que contribuyan a enriquecer el fantástico universo del Señor de la Noche. El éxito va a ser tal que, en la primera de las historias incluidas, aparecerá el que más tarde llegará a convertirse en el villano más popular del mundo del comic.

 
El éxito no fue casual, y es que Bill Finger, Bob Kane y Jerry Robinson van a trazar un plan maestro para proporcionar a Batman el enemigo que se merece. La idea principal es dar vida a un criminal bromista y sádico, representante de la locura y el caos; en un perfecto contrapunto a todo lo que simboliza el Hombre Murciélago. Va a nacer el Joker. Esta primera historia sienta cátedra, dejando establecidos los principales elementos que convertirán al personaje en un icono imprescindible del mundo del comic. El lector puede percibir la angustia que despierta una mente enfermiza que goza de un disfrute sádico con el sufrimiento de sus víctimas. Una maldad inquietante, sin concesiones, que mata dejando una espeluznante sonrisa cadavérica y deforme. La manera en que anticipa la muerte de su objetivo, que se logra a pesar de las muchas prevenciones policiales, da idea del nivel de este nuevo villano psicópata que va a poner a prueba el temple y habilidades del Señor de la Noche. Por fin Batman ha encontrado un antagonista a su altura. Todos los implicados sienten que algo realmente especial está ocurriendo, y es así como el Joker se convierte en el primer villano recurrente de la historia de Batman. Aunque en principio Bill Finger pretendía matarlo al final de la cuarta historia del Batman 1, el editor Whitney Ellsworth le insta a dejarlo vivo. Ellsworth comprende el gran potencial que encierra el personaje y que lo hace idóneo para muchas historias más, percibiendo la condición icónica del malvado, el primer y más ilustre representante de la en el futuro extensísima galería de villanos.


Las disputas en torno a la creación del personaje son variadas, la principal entre Bob Kane y Jerry Robinson, que citan diferentes fuentes de inspiración determinantes en el proceso. Sin embargo, se acepta que se trata de una idea común a los talentos de Kane, Robinson y el guionista Bill Finger; influenciados por muy diversas fuentes en un momento de auténtico torrente creativo. Especial relevancia tendrá el film El Hombre que Ríe, basado en la novela homónima de Víctor Hugo, de donde Kane recuerda al actor Conrad Veidt luciendo una horrible sonrisa deforme. Robinson aportaría la idea del comodín de los naipes como base para el diseño del asesino sonriente.

 
El nuevo antagonista causa verdadera sensación entre los lectores y no tarda en volver a aparecer en Batman 4. En Detective Comics 44, de 1942, Bill Finger acentúa el tono oscuro de las historias dejando al Joker a merced de la silla eléctrica. Sin embargo, es obvio que el personaje debe vivir para luchar otro día, de manera que usará una especie de medicamentos para escapar. Se da origen así a otro de los rasgos característicos futuros del villano: su facilidad para escapar de la muerte cuando parece imposible.

En 1944, podremos presenciar otro acontecimiento histórico de los comics del Caballero Oscuro, cuando en Batman 25 se produce la primera alianza entre dos supervillanos, con Joker y el Pingüino como protagonistas. La historia se titula Knights of Knavery (algo así como “Caballeros de la Villanía”) y Jerry Robinson se encarga una vez más del dibujo, siendo él quien definirá el aspecto del Joker durante sus primeros años y dejará establecidas las bases de la apariencia general del personaje. Al guión se nota la ausencia de Bill Finger y la tendencia progresiva a la dulcificación de las historias. El Joker ya no muestra su sadismo enfermizo, sino que se enzarza en una hilarante rivalidad con el Pingüino por el título de mejor villano, circunstancia que aprovechan Batman y Robin para infringir a ambos una humillante derrota.

El siguiente relato imprescindible dentro de la historia del Joker se publicará en 1951, en Detective Comics 168, con el título de The Man behind the Red Hood  (“El Hombre bajo la Capucha Roja”). Bill Finger revela aquí el origen del villano, quien al principio actuaba como el criminal Capucha Roja, hasta que cayó accidentalmente en una cuba de productos químicos que blanquearon su piel y le otorgaron su horrenda sonrisa; suponiendo todo ello un grave impacto psicológico que dio lugar a su desatada locura. La mayoría de aficionados coincidirán en lo desafortunado de la historia, pues el hecho de que la locura del Joker haya sobrevenido por causa accidental le convierte en uno más, en un malvado muy similar a muchos otros. Uno de los rasgos que hacía único a este villano era la falta de un origen definido, que le hacía configurarse como el mal en estado puro, como el representante del caos sin motivo que suponía la perfecta antítesis para Batman. Con esta historia se pierde una de las cualidades que convertían al personaje en un icono diferenciado del resto.

 Los años pasan y los primeros años de la década de los cincuenta ven brillar a Dick Sprang como uno de los grandes autores que van a configurar el surrealista universo del Señor de la Noche de aquellos tiempos. De entre sus múltiples comics destaca Los Millones del Joker, una disparatada historia en que el villano debe enfrentarse a Batman y al servicio de recaudación de impuestos, que le reclama varios pagos. El relato puede tomarse como una original referencia al mafioso de la vida real Al Capone, que tras cometer horribles crímenes, acabó en la cárcel acusado de evasión de impuestos.

Y será en esta época cuando Joker y Batman conozcan a un enemigo común, que no vive en las viñetas sino en el mundo real: el psiquiatra Frederic Wertham. Un estudio del doctor, de gran influencia en el gobierno americano, concluye que los comics son responsables de muchas alteraciones en el comportamiento adolescente. Así, el género sufrirá grandes cambios, y en el caso de Batman, sus historias se infantilizan hasta llegar a niveles ridículos e inconcebibles. Los villanos habituales son considerados demasiado oscuros y retorcidos, de manera que pasarán varios años sin que Joker vuelva a aparecer por las viñetas. Hasta principios de los años sesenta no podrá volverse a ver al villano, que regresa de la mano de Sheldon Moldoff, dibujante que establece un record de permanencia en las series del Caballero Oscuro al encargarse de Batman y Detective Comics durante casi diez años de manera continuada. Es el periodo de las historias más bizarras e infantiloides de Batman en el comic. Algunos relatos curiosos son el ambientado en una realidad alternativa en que Batman y su hijo Robin se enfrentan al hijo del Joker (Batman 145) u otro en que un jurado de Jokers decide el destino de Batman (Batman 163).


Es necesario esperar a la década de los setenta para ser testigos de una nueva época de esplendor para el Señor de la Noche, con el renacimiento oscuro que esperaban todos los aficionados. Denny O´Neil y Neal Adams nos ofrecen esta más que necesaria renovación, y es evidente que no dejarán escapar la oportunidad de tratar con el mejor villano de todos: el Joker. En Batman 251, el dúo nos sorprende con “¡Las cinco venganzas del Joker!”, donde el malvado vuelve a ser el que era. Un fantasma sonriente y despiadado recorre Gotham, y disfruta sembrando el caos, recreándose en la violencia. La crueldad del Joker remite a la de sus mejores tiempos, buscando ahora vengarse de los antiguos miembros de su banda que le habían traicionado, exhibiendo en el proceso una locura desatada en todo su esplendor. La historia acaba mostrándonos la típica creatividad del Joker en sus consabidas trampas para Batman. En esta ocasión, el Murciélago se ve envuelto en una angustiosa escena en la que debe escapar de un tanque de agua en el que se halla encerrado junto a un mortal tiburón.

Precisamente, los años setenta suponen un punto de máxima popularidad para el Joker, que se convierte en el primer villano del Universo DC en disponer de una serie regular propia. La experiencia durará nueve números durante 1975 y 1976, y se verá lastrada por las limitaciones impuestas por el entonces todopoderoso Comics Code, el código moral de los comics que establece aquí que Joker ha de ser detenido al final de cada episodio. Los encargados son nombres de prestigio de esa época del comic, como el notable dibujante español José Luis García López, Irv Norvick o el mismo Denny O´Neil. En las historias, Joker no se enfrenta necesariamente a Batman, siendo especialmente memorable el nº3, en que es el no menos esquizofrénico Creeper quien planta cara al Joker, en un relato que desborda locura.


Si mítico es el equipo creativo O´Neil-Adams, no lo es menos el dúo formado por el guionista Steve Englehart y el dibujante Marshall Rogers. En su corta pero intensísima etapa en Detective Comics (núms. 469-476, de 1977), nos presentarán lo que muchos aficionados llaman “el Batman definitivo”. Si bien puede discutirse la condición de definitiva de esa versión de Batman, no es posible hacerlo con la interpretación del Joker mostrada aquí. Se presenta al Joker definitivo, al menos en su aspecto gráfico. El diseño del villano toma lo mejor de las caracterizaciones anteriores para dar forma a una versión que supondrá el punto de referencia en la mente de todos los aficionados. A nivel argumental, todo lo mejor del personaje se encuentra también en esta nueva versión. Su nuevo plan es delirante como pocos: envenena las aguas de la bahía de Gotham con su gas de la risa, para que los peces muestren su misma mueca diabólica sonriente y así cobrar derechos de autor. Los responsables de que ello no sea posible quedan amenazados de muerte, de manera muy similar a lo visto en el mítico Batman#1.

Se establece además una crucial reflexión sobre el binomio Batman-Joker, según la cual el villano necesita de su némesis para disponer de un adversario a su altura. Batman es el necesario desafío que le induce a afilar su demente creatividad hasta niveles cada vez más sofisticados, en un intento por complacer su esquizofrénico ego criminal como Príncipe Payaso del Crimen. Todo queda perfectamente resumido en una frase para la eternidad: “¡El Joker debe tener a Batman!... ¡No! ¡El Joker merece a Batman!” Esta aproximación a la relación entre los dos personajes cala hondo en muchos autores que la usarán en futuras grandes historias sobre el personaje. La saga de Englehart y Rogers culmina con la típica escena de lucha entre los dos archienemigos, mostrando el canónico desenlace en que aparentemente Joker muere, despareciendo sin dejar rastro.

En 1986, Frank Miller cambiará para siempre el mundo del comic con su obra maestra Dark Knight Returns. El genial autor hace crecer al género superheroico creando una historia madura, con personajes con un perfil psicológico complejo y de una crudeza real y sin concesiones. De acuerdo al tono transgresor y extremo de la historia, todos los elementos que caracterizan al Joker van a ser llevados al límite. Esta vez, su maldad va a revelar una crudeza real y sin concesiones, que hace que Batman llegue a culpabilizarse por haberle dejado vivir. Dentro del complejo perfil psicológico que se otorga a cada personaje, va a quedar definida la enfermiza fijación del Joker por Batman, intentando siempre poner a prueba su resistencia psicológica. Con la nueva caracterización del villano como homosexual, la obsesión por su enemigo alcanzará cotas nunca vistas, con una pelea final brutal y descarnada que termina en el Túnel del Amor de un sórdido parque de atracciones. Miller concibe a Joker como una vieja leyenda criminal ya acabada y desvencijada, que busca dar un golpe de efecto definitivo para reafirmar así su enorme ego. Este es un factor determinante en el hecho de que el grado de crueldad y sadismo del Joker se vea precipitado a un nivel límite.

Antes de la llegada de las Crisis en Tierras Infinitas, el Joker se ha convertido ya por derecho propio en el indiscutiblemente mejor villano del mundo del comic. Finger, Kane, Robinson, Sprang, O´Neil, Adams, Englehart, Rogers, Miller... son muchos los nombres ilustres que han contribuido a forjar una leyenda. Pero lo que probablemente ninguno de ellos llegara a intuir es que el mito es tan grande que su trabajo no representaba mucho más que el establecimiento de las bases de un concepto genial. Lo mejor aún estaba por llegar...
 
 
   
 

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